El taller de las ilusiones de Valerie Tong

 En “El taller de las ilusiones” de Valerie Tong Cuong


Tres personajes Millie, Mariette y el señor Mike van protagonizando alternativamente cada capítulo. Con su propia voz leemos lo perdidos que se encuentran y como con la ayuda del Taller de las Ilusiones van resurgiendo y volviendo a la vida. Un Taller muy especial en el que reciben la ayuda que ellos necesitan. Nos dice la autora en voz de uno de sus personajes: 'Es un taller de relojería ... Ponemos en hora las agujas del reloj, reparamos la mecánica humana, esta es nuestra especialidad".

A los personajes todo les va bien hasta llegado el momento de la desvinculación del taller. Cada uno protagoniza una forma diferente de hacerlo. 

La organización y los voluntarios del Taller me han parecido una ilusión extraordinaria, por la ayuda que ofrece a las personas que han perdido la esperanza en su vida.

Los  tres personajes de la historia han tocado fondo. Millie por un hecho de su pasado desea cambiar de identidad. Mariette acosada por un alumno explota con violencia hacia él y Mike un indigente que queda herido en una lucha callejera. Hart dirige el Taller de las Ilusiones y al mismo tiempo se nutre de voluntarios de los propios afectados que tiene dentro del taller. Una forma sencilla de salir del agujero ayudando a otro que se encuentra en un agujero diferente al tuyo.

Una historia que he disfrutado bastante hasta llegar al final ya que me ha resultado algo inesperado. Había pocos indicios durante la historia para llegar a una de las conclusiones. Salvado esto, ha resultado una novela para pasar un rato entretenido.

El único indicio recibido ha sido que Hart, el director del Taller de las Ilusiones, no me ha resultado simpático en toda la historia, aunque su labor sea del todo loable El cómo Hart obliga a salir del Taller a nuestros tres protagonistas me ha resultado bastante incomprensible. Aunque tanto Millie, Mariette y Mike ya se encuentran en un buen momento para enfrentarse personalmente a la vida.

Una historia que ha sido galardonada con el premio de novela optimista en Francia, su país. La narración te mueve dentro de un aire esperanzado en la humanidad y en las posibilitades de apoyo que podemos llegar a conseguir como personas si ofrecemos un poco de solidaridad y comprensión a los otros. 

Las descripciones son ágiles y maravillosas como ésta: 

El olor acre, violento, se insinuaba en cada espacio libre de mi cuerpo, me picaba la nariz y la garganta, y sus ásperas ráfagas me asaltaban el cerebro, que se aferraba al sueño. Me negaba a despertarme. Quería dormir hasta que acabara la noche y, ya puesta, hasta que hubiera pasado el fin de semana. Pasar directamente del viernes por la noche al lunes por la mañana, sin respirar, sin soñar, sin pensar, de un tirón, de una sola vez. Como un niño travieso cruza la piscina por debajo del agua, espoleado por el monitor de natación y los abucheos de sus compañeros, agotando sus últimas reservas de aire para llegar al extremo opuesto, acariciando la muerte, admitiéndola ya. Y, de repente, agarrando la piedra porosa con los dedos extendidos, vuelve a hinchar los pulmones y sale resoplando, aturdido y a la vez agradecido por haber sobrevivido. La irritante tos me arrancó de los brazos de la noche. Entreabrí los ojos.

Me ha gustado como Valerie explica su historia. Es una autora que ha escrito once novelas pero que hasta ahora es poco conocida en España.  Valérie Tong Cuong nació en París en 1964. Es licenciada en Literatura y Ciencias Políticas. Ha hecho guiones para la TV y el cine. Fue cantante en un grupo de rock. 

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