El eco de la piel de Elia Barceló

 


En “El eco de la pielElia Barceló nos habla de la identidad. Con mucha habilidad narrativa nos presenta una misma persona desde diferentes perspectivas. ¿Cuál es la que se acerca más a la verdad? Difícil saber.  Ofelia es el personaje central de la novela, Elia Barceló nos explica su vida desde la visión de las personas que han convivido con ella y la investigación que realiza Sandra, joven a la que han encargado su biografía. Pero no queda ahí, parece que todo va a acabar cuando nos vuelve a relatar su vida desde una perspectiva más cercana utilizando la voz de un nuevo narrador. Con todo ello, el lector debe construir una nueva identidad que se acerque a la verdadera Ofelia (como si eso fuese posible). 

Me gusta la referencia a la piel que hace el título de la novela. Elia Barceló utiliza la piel como metáfora, la piel con la que intentamos protegernos cuando vivimos, la piel que está herida por lo vivido y la que se transforma gracias a los nuevos aprendizajes que ofrece la vida. La piel de los zapatos creados y dibujados por Ofelia y Anselmo en su importante negocio. 

Al cerrar las páginas de “El eco de la piel” de Elia Barceló he tenido la sensación de haber leído la vida de dos personas diferentes, cuando en realidad todo el tiempo es el mismo personaje, Ofelia Arráez. Ha sido como leer dos historias, la vivida por Ofelia y la conocida por los coetáneos y familiares de esa misma mujer. La que ella quiso explicar y la que fue en verdad. Los puntos de contacto entre lo que no vemos de una Ofelia y de la otra llegan a ser escasos. ¿Cómo es posible? 

Para dar forma al tema de la identidad, Elia Barceló sitúa su historia en la postguerra española con los habitantes de un pequeño pueblo valenciano y nos habla de temas muy silenciados en aquel momento, homosexualidad, transgénero y la vida exitosa de una mujer empresaria.

Que diferente puede ser la imagen que recibimos de una persona con respecto a la que realmente en verdad resulta ser. Vemos en este libro como un personaje está protegido por diferentes capas de piel, ocultando su identidad de tal manera, que ni el trabajo como historiadora de Sandra llega a descubrirla, a pesar de su interés por hacerlo. 

Sandra descubre misterios, pero no puede llegar a una explicación que los justifique.  Luis le encarga escribir la biografía de Ofelia Arráez, su madre, pero no ayuda mucho a explicar las zonas oscuras de la vida de su madre. Una mujer que ha triunfado en el mundo de los negocios, en una época en la que no era habitual hacerlo. Una mujer que vivió una vida que nadie de los que la rodeaban llegó a conocer ni a imaginar. Luis desea una biografía de lo bueno de la personalidad de su madre y no deja que Sandra a destape los secretos que va descubriendo. 

Lo que consigue Elia Barceló en los dos relatos sobre la vida de Ofelia es alucinante, crea dos personajes con la misma persona utilizando dos narradores diferentes y consigue con ello despertar sentimientos encontrados en el lector. Elia Barceló para mostrarnos las “dos Ofelias” separa su novela en dos fases, el presente y el pasado con dos narradores diferentes. La primera será la de Sandra investigando para escribir su biografía y en la última será un narrador que se pega a la sombra de Ofelia y nos describe de cerca lo que realmente vivió ella y alguno de los personajes próximos a ella.

Así conocemos a una Ofelia, una mujer empresaria con pocos escrúpulos difícil de entender y de crear simpatía y también tenemos a una mujer que ha vivido atrapada en su piel. A la que puedes admirar por su valentía en sus actuaciones, aunque las escondiese a sus familiares y conocidos.  Para mostrar la primera la escritora muestra el éxito empresarial de la protagonista utilizando en algunos momentos la corrupción política y urbanística y para la segunda utiliza temas controvertidos y que en la época del libro se solían esconder a muerte: los abusos a menores, la violencia de género, la lucha social en la postguerra, las dificultades de la mujer en el mundo laboral, la homosexualidad, la transexualidad. Tanto tema intenso deja sensación de vacío, porque te hubiera gustado que hubiese profundizado en alguno de ellos.  

A mi me hubiera sido fácil acercarme a la segunda imagen de Ofelia esa que se ve obligada por el momento en el que vive o por temor a su entorno a mostrarse tal cual es, me hubiese puesto de su lado sin condiciones, pero la narrativa de Sandra al principio de la novela ha creado una identidad tan fuerte que me ha costado entrar en la identidad del segundo narrador. En ningún momento he percibido antecedentes que me permitiesen integrar la nueva información que me llegaba con este segundo narrador. Existe una ruptura tan fuerte entre una parte y otra que me ha dejado un poco descolocada para aceptar lo que se me ha explicado (digo poco, es poco explícito temo hacer un claro espóiler).

Ofelia es el personaje central con lo que parece que me he olvidado de Sandra cuando en realidad es la protagonista de la novela durante el principio del libro. Sandra es una joven de treinta años, con carrera universitaria, dos másteres, uno de ellos realizado en el extranjero, pero con un contrato basura de vendedora. Acaba de ser despedida de la tienda de ropa donde trabaja, necesita dinero para poder vivir de forma independiente por lo que acepta el trabajo de biógrafa de Ofelia. Aunque suponga volver al pueblo donde viven sus padres al que debe trasladarse para poder investigar y escribir la biografía.  La relación de Sandra con sus padres no es fluida. Es uno de los cabos sueltos de la historia. No hubiera estado de más una conversación con su madre y/o su padre que cerrase un poco esa trama que abre Sandra con su difícil relación paterno-filial. Sandra también vive una relación amorosa con el fisioterapeuta de Luis que Elia utiliza para mostrarnos el momento que vive como mujer presionada por su reloj biológico, Sandra está en la treintena, vive sin pareja y sin un futuro profesional claro. 

Con “El eco de la piel” he leído una novela muy en la línea de lo escrito por Elia Barceló con la que he pasado buenos momentos de lectura.


Me encanta que de nuevo en la portada del libro utilice uno de los cuadros de Lita Cabellut.


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