El secreto de las flores de Valérie Perrin
Este libro me llamó desde la estantería de la biblioteca gracias a su portada; las flores siempre ejercen sobre mí un magnetismo especial. Cuando no tengo referencias previas de un libro, suelo recurrir a mi método habitual: leo las dos primeras páginas para comprobar si esa atracción inicial se mantiene.
Pronto supe que “El secreto de las flores” de Valérie Perrin iba a acompañarme durante un tiempo, sobre todo al descubrir una curiosa coincidencia. La novela arranca situando a la protagonista en un cementerio, exactamente el mismo lugar donde finalizaba el libro que acababa de leer, “Pachinko”, recordé la emotiva conversación de la protagonista frente a la tumba de su marido. En esas primeras páginas de “El secreto de las flores”, la protagonista está en el cementerio, vive en una casita dentro del cementerio, trabaja como guardiana y cuidadora del lugar, lo que añadía una dimensión especial a la historia.
La narrativa de la novela se construye a través de varios saltos temporales y de la voz de distintos narradores. Reconozco que cuando una historia no logra atraparme desde el principio, estos cambios suelen dificultar mi conexión con la trama. Sin embargo, en este caso, logré superar esa sensación inicial en el momento en que conecté verdaderamente con la protagonista, ya que la mayor parte del relato está narrada desde su perspectiva.
La muerte, sin duda, es un tema central a lo largo de toda la historia. Sin embargo, pese a que sus personajes conviven constantemente con ella, no es un libro que se recree en el dolor. En “El secreto de las flores”, la muerte se presenta como un aspecto inseparable de la vida, una consecuencia lógica de lo vivido y, en ocasiones, un desenlace inevitable tras un grave accidente. Incluso, en ciertos pasajes, la muerte es abordada más como un comienzo que como un final (no desvelaré más detalles para no estropear la experiencia de lectura).
Violette, la protagonista, cuida las tumbas del cementerio con esmero y ternura, brindando consuelo a las familias y creando un entorno amoroso que ayuda a suavizar el dolor del duelo. La vida de Violette no ha sido un camino fácil; ha sufrido todo tipo de desgracias, incluida la peor de todas, la muerte de un ser querido. La autora, Valérie Perrin, consigue transmitir emoción y sentimientos con gran delicadeza, envolviendo el dolor en la dulzura de sus palabras. Además, la resiliencia de Violette es un elemento fundamental de la novela, mostrando su capacidad para sobreponerse en los momentos más duros: cuando es abandonada por su madre y debe salir adelante, cuando decide convertirse en una buena madre pese a su juventud y falta de referentes, y, sobre todo, cuando logra seguir viviendo tras la muerte de Leonine, quien le había dado todo el amor que nunca antes había conocido.
Recomiendo este libro para quienes busquen una lectura tranquila, capaz de tratar la tragedia con suma sensibilidad y de presentar personajes tanto egoístas e insensibles como tiernos y entrañables. Es una obra que invita a estar presentes, atentos y despiertos, preparados para reconocer y hablar con la felicidad cuando, por fin, se presente ante nosotros. Eso que ahora llamamos las segundas oportunidades.

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